Cómo hacer Salami casero: ¡Una receta única del abuelo!
El salami, una carne curada italiana popular, ha ganado inmensa popularidad en los últimos años debido a su versatilidad. Se combina fácilmente con una variedad de platos, realzando sabores y añadiendo profundidad.
Esta versatilidad juega un papel significativo en su admiración global. Ya sea guisado, combinado con pasta, en baguette o en ensalada, hay innumerables platos que pueden presentar salami. Además, numerosas variedades de salami presumen de sabores únicos y excepcionales, tentándote a probarlos todos. Hoy nos adentraremos en la preparación del salami tradicional, una verdadera joya de la cocina italiana.
Ingredientes para el Salami casero:
- 5 kg de carne magra de cerdo.
- 2 kg de carne magra de res.
- 3 kg de tocino (cortado en cubos).
- 300 gramos de sal fina.
- 35 gramos de pimienta blanca y negra.
- 3 gramos de nuez moscada.
- 300 gramos de aditivo integral para salami.
- 2 tazas de vino blanco.
- 3 dientes de ajo (previamente triturados).
- 3 gramos de canela y clavos.
- Tripa para embutir, sintética o natural.
- Cuchillo.
- Amasadora.
- Cacerola.
Pasos para hacer Salami casero:
- Comienza enfriando las carnes. Refrigera la carne de res hasta aproximadamente -1°C y luego corta en trozos de hasta 10 mm. Haz lo mismo con el cerdo, pero en trozos de 12 mm.
- A continuación, sala ambos tipos de carne y colócalos en la amasadora durante unos minutos.
- Agrega el aditivo para salami, dientes de ajo, canela y clavos a la mezcla de carne y continúa mezclando.
- Una vez integrado, vierte el vino blanco frío y mezcla.
- Después de que la carne haya absorbido el vino, incorpora el tocino. En esta etapa, mezcla vigorosamente hasta que la mezcla alcance una consistencia ligeramente pegajosa.
- El siguiente paso consiste en rellenar la tripa elegida con la mezcla de carne. Asegúrate de no llenar demasiado, ya que esto podría romper la tripa.
- Permite que el salami relleno se seque y repose durante medio día, aislado de elementos externos.
- Después de este período de descanso, comienza un proceso de hidratación. Mantén el salami en un ambiente húmedo (alrededor del 95% de humedad) durante al menos 2 días.
- Verifica la firmeza entre 10 a 20 días. En este momento, debería cortarse fácilmente y la tripa debería desprenderse sin problemas.
- Después de 30 días, el salami estará listo para degustar. Si no lo consumes de inmediato, puedes recubrirlo con grasa comestible como conservante, prolongando su duración.
Nota: El proceso de secado generalmente resulta en un encogimiento del salami del 30% al 40%. Es decir, tu salami perderá casi la mitad de su tamaño original en los días posteriores a su elaboración. Sin embargo, el esfuerzo vale la pena, especialmente para el salami casero. ¡Atrévete y prepara el tuyo!